
Hoy más que nunca la humanidad, herida por tantos conflictos e injusticias, necesita la Buena Noticia de la paz y de la salvación en Cristo. Esta misión, después de todo, es suya y nosotros somos simplemente sus humildes colaboradores.
Dejemos que Él encienda nuestro corazón, nos ilumine y nos transforme. Animados por su Espíritu pongámonos en camino para seguir anunciando su mensaje, en comunión, e invitemos al mundo a participar de esta misión evangelizadora.