En Caravaca de la Cruz (Murcia. España) se encuentra un fragmento de la Cruz donde murió Jesús, por este motivo San Juan Pablo II concedió a esta localidad celebrar cada siete años, un año jubilar a perpetuidad. Este año 2024 estamos viviendo este año, en el cual muchas personas y grupos de toda España y del extranjero vienen peregrinando para ganar el jubileo, para encontrarse con el Señor a través de la Cruz.
El día 5 de octubre fue la jornada elegida para convocar a los miembros de la vida consagrada de la Diócesis de Cartagena-Murcia. Con muchas inquietudes, empezamos a preparar este encuentro algunos religiosos, con una primera reunión en Mula (Murcia) el día 22 de junio, entre ellos el Presidente de la CONFER de Murcia el Hermano Martín Cuenca, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios que tenía mucha ilusión de que se llevara a cabo este jubileo.
Después de una primera motivación, dejamos pasar el verano para poder convocar e invitar a participar del jubileo en Caravaca y al inicio de curso escolar, enviar los formularios de inscripción, cuando el día 24 de julio nos llega la noticia de que el Hermano Martín fallece. Él desde el cielo nos ha seguido ayudándonos, apoyándonos e intercediendo porque el día fue muy lindo.
Los preparativos continuaron y ya llegó el sábado esperado. Algunos vinieron en autobús, otros en sus coches. Nos reunimos en la Parroquia del Salvador para empezar la peregrinación con la Estación jubilar y junto con otros grupos procedentes de otras parroquias y de otros lugares de España, como dijo después en la homilía el Delegado de la Vida consagrada de la diócesis de Cartagena-Murcia, Don Javier Crespo: Estábamos representados todos los miembros del Pueblo de Dios: El, que representaba al Señor Obispo, sacerdotes, diacono, religiosas, religiosos y laicos. Subimos caminando, -los que no podían subir a pie, los llevaron en coche- hacia la Basílica de la Vera Cruz, con cantos y portando las pancartas con el nombre de cada Instituto religioso. En total éramos unas 15 familias religiosas. Nos alegramos de encontrarnos y de poder compartir este día con las siete hermanas de la Comunidad de Espinardo (Murcia). A las 12h comenzaba la Eucaristía. La liturgia y los cantos fueron preparadas con cariño. En el ofertorio pudimos ofrecernos todas las congregaciones con Cristo al Padre, reflejado en cada una de las pancartas que habíamos preparado.
Comimos juntas y después de esta, tuvimos un tiempo para compartir, a través de una dinámica, el nombre de nuestros Institutos, el nombre de nuestros fundadores, nuestro carisma y espiritualidad.
¡Qué bonito fue el compartir la fe, las diversas comunidades de la vida consagrada de Cartagena-Murcia!
Hemos disfrutado y nos ha llenado de alegría este encuentro. Nos hemos conocido más entre nosotros y nos hemos quedado con el deseo de futuros encuentros. Constatamos que el Señor está siempre con nosotros, nos consuela, nos cuida y deseamos que llame a jóvenes para que también le sigan en la vida consagrada.
¡Damos gracias a Dios y a todas las personas que hicieron posible este bendito día! ¡Fue un regalo la experiencia de este día, el encuentro del Señor a través de la Cruz de Caravaca!