
XXXIII Jornada Mundial del Enfermo
«La esperanza no defrauda» (Rm 5,5), es más, nos hace fuertes en la tribulación.
En el tiempo de la enfermedad, sintamos la cercanía y la compasión de Dios. Él no nos abandona. Podemos compartir con Él nuestro desconcierto, nuestras preocupaciones y nuestras desilusiones
Nos vuelve más fuertes, porque nos hace más conscientes de que no estamos solos.
Enfermos, médicos, sanitarios, familiares, amigos, religiosos y religiosas… Seamos “ángeles” de esperanza, mensajeros de Dios, los unos para los otros, todos juntos.