Las hermanas de la Consolación escuchamos la llamada para actuar saliendo al encuentro de los jóvenes y de los más desfavorecidos para ponernos a su servicio.
Desfavorecidos:
El dolor de la Humanidad tiene nombre y rostro. Por ello, nuestro compromiso social se centra en la justicia hacia los pobres, la paz y el cuidado de la casa común, tres realidades inseparables entre sí.
La ética del cuidado va desde lo familiar hasta lo universal, y se hace presente en todas las obras y presencias educativas, sociales, sanitarias y de acompañamiento de la Congregación.
De este compromiso surgió el documento “Los pobres y la tierra claman consuelo”, fruto de un largo proceso de reflexión, profundización y discernimiento, que pretende ser un despertar de la conciencia hacia una conversión integral y una apertura del corazón al dolor del otro, con nombre y rostro, sintiéndolo como parte nuestra, así como al dolor del planeta. El cuidado de uno mismo, de los demás y de la tierra no es una opción, es una urgencia.
Jóvenes:
Impulsados por el Espíritu, salimos a los lugares donde están los jóvenes. Queremos acercarnos a ellos para escucharlos, conocer y comprender sus deseos, horizontes de vida, su lenguaje y sus motivaciones, acoger sus dolores y dificultades; valorar sus inmensas riquezas. Queremos acompañarlos en su camino de búsqueda de sentido y maduración, dándoles a conocer a Jesucristo.
Para ello, contamos con varios proyectos basados en la cultura del encuentro: talleres, convivencias, voluntariados, encuentros, grupos juveniles, presencia en RRSS… Siempre con una actitud abierta y dispuestos a recorrer con ellos nuevos caminos: