Volver a la Madre y a las primeras hermanas.
Volver significa ‘regresar’, ‘retornar’ a algo ya vivido. Recordar y revivir los lugares y épocas en que vivimos experiencias importantes nos hace bien.
Cada año volvemos con alegría al 14 de noviembre de 1858. Volvemos a lo que nos hizo nacer, crecer y desplegar el don del carisma de la Consolación. Volvemos a nuestros orígenes para encontrarnos con la Madre María Rosa Molas y con las primeras hermanas. Su experiencia nos inspira en la vivencia de nuestra vocación y compromiso cristiano.
Hoy, más que nunca, es un buen día para honrar la vida compartida, la conexión que nos une y el carisma que fluye de generación en generación.
En este camino de comunidad y misión, la invitación es clara: ser parte de un nosotros que se hace cada vez más grande, con la paciencia del agricultor que sabe que la semilla, bien cuidada, siempre dará fruto.