
Con este lema, 35 jóvenes de la ciudad de Concepción y ciudades aledañas de la Diócesis de la Inmaculada Concepción, provincia de Tucumán, vivieron una intensa jornada de formación en torno a la Palabra y al lema jubilar que los convocaba.
Cada año, en preparación a la solemnidad de la Inmaculada Concepción, se realizan diferentes actividades que dan cuenta de la gran devoción mariana en el pueblo tucumano. Las fiestas se preparan con mucha antelación y los jóvenes “servidores de la Inmaculada” también se preparan durante el año para brindar este servicio a todos los peregrinos que se congregan para manifestar su fe en la Madre de Dios, bajo esta advocación particular.
El día 21 de febrero, se dieron cita para participar de este acontecimiento 35 jóvenes de diferentes movimientos y asociaciones de la diócesis: Pastoral de colegios secundarios, pastoral juvenil de diferentes parroquias, jóvenes que se preparan para recibir la Confirmación, algunos Acólitos o Monaguillos, jóvenes del Movimiento de la Palabra y jóvenes del Movimiento Consolación para el Mundo.
La jornada tuvo momentos de compartir experiencias, orar juntos, una extensa caminata hacia el lugar donde fue encontrada la primitiva imagen centenaria de la Virgen Inmaculada en las inmediaciones del Río Cochuna, celebración de la eucaristía, adoración del Santísimo Sacramento.
Fabián Brito, vicario de la diócesis y la Hna. Patricia Benega, nsc, acompañaron a los jóvenes en esta oportunidad.