
LUZ QUE CONSUELA: Un Proyecto de Arte y Espiritualidad
A lo largo del mes de julio, en la capilla del colegio de Benicarló, hemos vivido un tiempo intenso de trabajo compartido a través de la realización del proyecto "LUZ QUE CONSUELA". El mosaico de la Presentación de Jesús en el templo en el ábside es el fruto de este proyecto.
El proyecto "Luz que consuela" busca renovar la imagen religiosa en el ábside de la capilla mediante la creación de un mosaico contemporáneo y atractivo. Su objetivo es adaptar la representación de la fe al contexto actual, comunicando de manera efectiva los valores y principios religiosos a las generaciones actuales. Este esfuerzo se centra en la colaboración, la espiritualidad y la creación de un símbolo significativo para la comunidad del colegio, facilitando una comprensión más profunda del misterio y la importancia de la fe.
Hermanas, profesores, sacerdotes, laicos, jóvenes y niños de distintos lugares, y con disponibilidad de tiempo diferente hemos participado en la realización de esta obra. Cada mañana empezábamos con una oración guiada a la luz del Evangelio que motivaba la jornada, pidiéndole al Espíritu Santo que todo lo que hiciéramos y viviéramos ese día fuera una manifestación de amor. Así, la obra que realizábamos estaría habitada por este mismo modo y sería cauce de encuentro contigo.
Nos reuníamos para trabajar en el mosaico en silencio, compartiendo. Este silencio nos permitió encontrarnos con nosotros mismos y con el Dios que nos habita. El diálogo compartido nos permitió conocernos más y compartir nuestra fe, viviendo una experiencia de comunión a través del arte.
Tres días a la semana, al finalizar la jornada, la hermana Lisett Ochoa nos ofrecía una catequesis que nos permitió profundizar poco a poco en el significado del mosaico, en la escena que representa y en los diferentes personajes plasmados en él.
El texto de la Presentación de Jesús en el templo, que se ha convertido en la imagen del mosaico, nos ha acompañado e iluminado en este camino, invitándonos a vivir el encuentro con Jesús y entre nosotros. Esta interacción entre palabra, materia e imagen no solo ha enriquecido el arte, sino que también ha servido como vehículo para una comprensión más profunda del misterio y la importancia de la fe en nuestras vidas.
Agradecemos la experiencia vivida, especialmente a la hermana Lisett Ochoa, quien ha diseñado el mosaico y coordinado su elaboración, así como a todas las personas que han participado.